En el momento de abandonar Espai René, el espacio de actividades anexo a la tienda que reformamos con parámetros de bioconstrucción en el 2009, queríamos ser igual de respetuosos que cuando llegamos. ¡No queríamos generar residuos! Una mudanza es un buen momento para desprenderse de objetos pero es muy fácil que estos acaben en la basura. La decisión más sencilla y rápida es tirar. Gestionar requiere esfuerzo y muchas veces no hay tiempo. En situaciones como las que nos ha tocado vivir, esta primavera del 2020 con el Coronavirus, todavía más. Muchas de las empresas que realizan el servicio de recogida gratuita de muebles no estaban operativas.
Queremos compartir con vosotros algunas de las estrategias que hemos seguido para evitar que muchos muebles y objetos acabaran en el contenedor.
Una parte del equipamiento lo reutilizaremos en el nuevo Espai René de Solsona del que ya os hablaremos en otro post. Seguiremos alargando la vida de algunos de los objetos que nos han acompañado tantos años pero…¡Todo no nos lo podíamos llevar! El principal motivo por el que no podíamos trasladar todo el mobiliario es que nos hebíamos propuesto fabricar, nosotros mismos, los muebles de la nueva casa y experimentar y reflexionar en el proceso de una casa saludable. Además no somos partidarios de acumular objetos. Todavía más si no se utilizan.
Empezamos la mudanza con tiempo, estrategia fundamental. Trasladando escalonadamente, con nuestra furgoneta, y aprovechando viajes de trabajo. Además reutilizamos los embalajes de los proveedores. Es decir reciclando las cajas de cartón de los productos que recibimos en la tienda para los paquetes a trasladar.
La segunda estrategia fue reducir los desplazamientos. Opciones que permitían que el traslado de mueble y otros enseres discurrieran en pocos metros.
Con el propietario llegamos a un acuerdo para reaprovechar parte del equipamiento y así conseguir el desplazamiento nulo. En especial aquel equipamiento que revaloriza el espacio. Como la estufa de biomasa, un elemento pesado e indispensable para una vivienda sin climatización. Finalmente también sumamos el mobiliario de cocina ya integrado en el espacio.
¡Casualidad fue que una semana antes Aimee, una vecina, decidiera abrir un grupo de WhatsApp para fomentar la comunidad del edificio! Publicamos una foto con todas las plantas que a lo largo de este tiempo habían intentado verdear la fachada de la ciudad. Creo que muchos vecinos consideraron la oportunidad como un gran regalo y el ascensor trabajó unas horas para reubicar muchas de nuestras plantas y otros enseres que íbamos añadiendo.
Aprovechamos las redes sociales para divulgar que buscábamos “Plant Keepers” Y aquí hacemos un paréntesis para explicar que este nombre lo hemos copiado del concepto “Bee Keeper” que descubrimos en la lectura del “El canto de las abejas” y que tanto nos ha gustado. Bucábamos personas que quisieran acoger el resto de plantas. Teníamos más de 40 unidades. ¡Era imposible llevárnoslas todas! Además en el nuevo Espai René Solsona tenemos tanta tierra, jardín y bosque que nos parecía innecesario. En las redes mencionamos a muchas de las iniciativas de la ciudad que trabajan en verdear Barcelona. Contactamos con Mata Alta Estudio que transforma las cubiertas en jardines, con Yök Casa + Cultura, Born Gardening, Daniela Ruiz, Huertos in the sky, la Fundación Comtal que está gestionando un solar vecino para transformarlo en jardín. Entre todos ellos distribuimos todas las plantas. ¡Increíble! ¡Un trocito de René en tantas casas! Todas las plantas se han podido reciclar, a excepción de un níspero que no nos pasa por la puerta y no creo que pudieses soportar otro trasplante.
También contactamos con la Fundación Rezero para que nos dieran alternativas para encontrar alguna fórmula para alargar la vida útil de muchos objetos, como los muebles. Contactamos con varias entidades que debido al Coronavirus estaban fuera de servicio y con otras empresas que vacían pisos de forma gratuita como Columpio BCN, una de las tiendas que venden muebles de segunda mano y que nosotros siempre hemos recomendado. ¡Siempre decimos que es nuestro Ikea!
Los últimos días, dada la dificultad por gestionar los muebles montamos un pequeño “rastro” donde invitábamos a todas las personas que nos contactaban por redes y amigos. Hasta invitamos a clientes de la tienda que muy pacientes esperaban su turno de compra, estos días de desconfinamiento. Con esta fórmula y muchas fotos compartidas por WhatsApp conseguimos que no se tirara ni un solo objeto. Cuando hablamos de objetos teníamos una gran diversidad: libros, sillas, cuadros, abrebotellas, cestitos, etc.
La verdad es que ha sido una bonita despedida, además de crear vínculos y conocer a nuevas iniciativas, estamos muy agradecidos por las sonrisas de tantas personas que entraban en la tienda y salían con algún regalo. ¡Qué fácil repartir alegría! Para nosotros ha sido una pequeña fiesta de despedida a un espació que tanta alegría nos ha permitido compartir.
Si podemos decir que la mudanza ha sido Eco es porque no hemos tenido que bajar ningún mueble al contenedor. Es decir hemos conseguido minimizar el residuo 0. (No me atrevería a decir que no hemos tirado nada). Teníamos una última estrategia por si hubiéramos tenido que bajar algún objeto al contenedor. Existen grupos de Facebook como Free Stuff Barcelona (desconocemos en otros municipios) a los que hicimos una solicitud para comunicar que posiblemente íbamos a dejar ciertos muebles en un punto y día concreto para que la gente pudiera ir a buscar.
Esperamos que estas líneas puedan servir de motivación para otras personas y evitar que las mudanzas se conviertan en una etapa pesada y que sean punto de reunión, intercambio y socialización.